El juego de imitación: clave en los primeros años (y cómo acompañarlo de forma sencilla)

person Publicado por: Lolalovers list En: Maternidad y crianza En: comment Comentario: 0 favorite Golpear: 23

Cuando hablamos del desarrollo infantil, a menudo pensamos en los grandes hitos: las primeras palabras, los primeros pasos, el inicio del cole. Pero hay momentos más sutiles, y no por ello menos importantes, que marcan la forma en que los peques entienden y exploran el mundo. Uno de ellos es el juego de imitación, una forma natural de aprender que empieza mucho antes de lo que imaginamos.

¿Qué es el juego de imitación?

Es ese momento en que el bebé empieza a hacer como que habla por teléfono, a dar de comer a un peluche o a mover una cuchara vacía dentro de un bol. El juego de imitación (o simbólico) aparece a partir del primer año y se consolida entre los 2 y 3 años, aunque ya desde los 6-8 meses muchos bebés comienzan a imitar gestos sencillos que ven en los adultos.

Lo maravilloso de este tipo de juego es que les permite ensayar la vida real: lo que han visto, lo que les intriga, lo que quieren entender. Y todo eso lo hacen jugando.

¿Por qué es tan importante?

El juego de imitación es mucho más que una forma de entretenerse. A través de él, los niños:

Desarrollan su imaginación y creatividad al recrear situaciones reales o inventadas.
Exploran emociones y aprenden a gestionarlas: cómo reacciona mamá cuando se rompe algo, qué hace papá cuando se despide.
Adquieren vocabulario y estructuras del lenguaje, al repetir frases o crear sus propias historias.
Desarrollan habilidades sociales básicas, como turnarse, cuidar de otro, pedir ayuda.
Ganan autonomía al repetir rutinas diarias en versión mini: preparar la comida, limpiar, ir a comprar.

En definitiva, es una forma de crecer desde dentro.

Lo cotidiano, fuente de juego

No hacen falta juguetes complejos para fomentar este tipo de juego. Al contrario, cuanto más reconocible sea el objeto, más fácil será para el niño integrarlo en su mundo imaginario.

Unas llaves de mentira, una caja de cartón que se convierte en horno, una pieza de fruta, una barra de pan blandita o una taza pequeña pueden ser el inicio de una gran historia.

Los objetos que ven a diario, especialmente los relacionados con la cocina o la comida, son los que más atraen a los más pequeños. Reproducir lo que mamá o papá hace en la mesa, en la tienda o en la cocina es, para ellos, un reto divertido lleno de aprendizajes.

Ideas para fomentar el juego de imitación

Si te apetece acompañar este tipo de juego en casa, aquí van algunas ideas fáciles y efectivas:

Prepara una cestita con comida segura para su edad: piezas de madera, telas suaves o mordedores con formas de alimentos.
Reserva un rincón del salón o de su habitación como espacio de juego simbólico, aunque sea pequeño.
Deja a su alcance objetos cotidianos seguros: cucharas de madera, boles, tapers.
Observa qué le llama la atención de tu rutina diaria e invítale a participar a su manera.
Y sobre todo, sigue su juego sin dirigirlo. A veces, una galleta se convierte en teléfono, y está bien así.

Jugar también es explorar (y morder)

Durante el primer año, la boca es una de las principales vías para conocer el entorno. Por eso, es normal que todo pase por ahí. En esa etapa, los objetos de juego deben ser seguros, naturales y pensados para que puedan chuparlos y morderlos sin problema.

Por suerte, cada vez hay más opciones que combinan diseño, seguridad y estímulo. Mordedores con formas inspiradas en lo cotidiano, como un gofre, un croissant o una cookie, son una manera preciosa de acompañar esa etapa en la que jugar, explorar y aprender van de la mano.

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