Cómo gestionar los celos entre hermanos

¿Tienes más de un hijo? Descubre cómo gestionar los celos entre hermanos y fomentar el amor en lugar de la rivalidad?

Entendiendo los celos entre hermanos

Los celos entre hermanos son una respuesta emocional natural que puede surgir cuando un niño percibe que su posición en la familia está siendo amenazada, especialmente con la llegada de un nuevo miembro. Este sentimiento puede manifestarse en comportamientos regresivos, agresividad o búsqueda constante de atención.

Es fundamental que los padres reconozcan y validen estos sentimientos, ofreciendo apoyo y estrategias para que cada hijo se sienta amado y valorado de manera única.

Causas comunes de los celos entre hermanos

• Llegada de un nuevo hermano: El hijo mayor puede sentirse desplazado o menos importante.
• Percepción de favoritismo: Creencia de que uno de los hermanos recibe más atención o cariño.
• Comparaciones constantes: Evaluaciones entre hermanos que generan competencia y resentimiento.
• Diferencias de edad o habilidades: Sentimientos de inferioridad o injusticia por no poder hacer lo mismo que el otro.

Consejos prácticos para manejar los celos

Actividades para fortalecer el vínculo entre hermanos

• Proyectos conjuntos: Realizar manualidades o juegos en equipo que requieran colaboración.
• Roles compartidos: Asignar tareas donde ambos hermanos deban trabajar juntos hacia un objetivo común.
• Tiempo de juego libre: Permitir que inventen juegos juntos, promoviendo la creatividad y el entendimiento mutuo.

Opinión de expertos

Según la psicóloga infantil Elisa Vaca, "los celos y envidias entre hermanos son emociones complejas que, si no se gestionan adecuadamente, pueden afectar la dinámica familiar y el desarrollo emocional de los niños". Es esencial que los padres comprendan las causas y apliquen estrategias efectivas para fomentar una convivencia armoniosa. 

Además, expertos en desarrollo emocional infantil coinciden en que los celos entre hermanos, cuando son acompañados con empatía y estructura, pueden convertirse en oportunidades de aprendizaje. El doctor en Psicología Álvaro Bilbao afirma que “los celos no son un error de crianza, sino una señal de que el niño está construyendo su lugar dentro de la familia”. Añade que es más efectivo acompañar los celos con presencia y límites amorosos que intentar evitarlos por completo.

También se ha observado que los estilos parentales influyen directamente en cómo se expresan y resuelven los celos. Un enfoque autoritario o excesivamente permisivo tiende a intensificar la rivalidad entre hermanos, mientras que un estilo democrático y coherente que equilibra afecto con límites claros ayuda a los niños a sentirse seguros, menos comparados y menos competitivos.

Muchos terapeutas infantiles recomiendan utilizar cuentos, metáforas o el juego simbólico para trabajar con niños que sienten celos. A través de personajes ficticios o juegos de roles, los niños pueden expresar emociones difíciles de verbalizar, construir empatía hacia su hermano/a y aprender a gestionar situaciones familiares con mayor calma y seguridad emocional.

Conclusión

Gestionar los celos entre hermanos no es una meta que se alcanza de un día para otro. Es un proceso continuo que requiere paciencia, comprensión, escucha activa y, sobre todo, mucha presencia emocional. Los celos no son un fallo en la educación ni un signo de que algo va mal, sino una respuesta natural a un cambio que los niños no siempre saben interpretar o gestionar.

Cada hijo necesita sentirse visto, reconocido y valorado por lo que es, no por cómo se compara con sus hermanos. Cuando los padres consiguen ofrecer a cada niño un espacio emocional propio, sin recurrir a comparaciones o etiquetas, están construyendo una base sólida para una relación fraterna basada en el respeto y el afecto.

Acompañar los celos no significa ceder ante las demandas ni ignorar los conflictos. Significa validar lo que sienten, poner palabras a lo que les pasa, enseñarles a convivir con sus emociones y darles herramientas para expresarse con respeto. Significa mostrar que en la familia hay espacio para todos, sin que el amor tenga que dividirse: el amor se multiplica.

Convertir los momentos de tensión en oportunidades de conexión es posible. Y muchas veces basta con un gesto simple: un rato exclusivo con mamá, una frase de validación, una mirada que dice “te veo”. Porque cuando un niño se siente seguro del amor que recibe, no necesita competir por él.

Como madres y padres, no tenemos que ser perfectos. Solo necesitamos ser constantes, honestos y estar presentes. Los conflictos entre hermanos no desaparecerán del todo, pero sí podemos sembrar el terreno para que, con el tiempo, florezca una relación fuerte, sana y duradera entre ellos.